miércoles, 18 de noviembre de 2009
jueves, 15 de octubre de 2009
Presentación de Mano Negra
Para que se sepa que en el Pelle estamos construyendo una alternativa; estamos construyendo desde la Izquierda Independiente.
Cualquier duda o comentario será más que bien recibido en nuestro mail: manonegra.pelle@gmail.com
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16 de Octubre: Día de la Soberanía Alimentaria
Creemos importante dar el debate sobre este reclamo, ya que permite articular otra mirada sobre la producción, distribución y el consumo de los alimentos que producimos.
JORNADA NACIONAL
16 de octubre – Día Internacional de la Soberanía Alimentaria
Las organizaciones que integramos el ALBA de los Movimientos Sociales en Argentina movilizamos:
Por la Soberanía Alimentaria, nuestra madre tierra, el trabajo digno y la integración solidaria de los pueblos de Nuestra América.
Decimos No a los agronegocios, no a los despidos de trabajadores. Fuera las Corporaciones Transnacionales de nuestras vidas, nuestros países y Nuestra América.
Nuestros pueblos y nuestra madre tierra están en grave peligro. Sucede que la crisis que buscan descargar sobre nuestras espaldas no es sólo económica: se trata de una crisis financiera, pero también ambiental y cultural, es decir, una crisis civilizatoria. La ambición desmedida del capitalismo nos lleva a un abismo sin salida.
La situación actual es extrema: más de mil millones de personas pasan hambre en el mundo, el calentamiento global avanza poniendo en riesgo la vida en el planeta, la demanda energética cada vez es mayor y no hay con que satisfacerla.
En el campo, el avance de las corporaciones transnacionales en los sistemas agrícolas a llevado al límite la situación desforestando bosques, desalojando comunidades campesinas e indígenas que resisten en defensa de sus tierras, o deben migrar a las ciudades. Se contaminan suelos y aguas y destruyendo los sistemas productivos y mercados locales para imponer las reglas globales. Los alimentos deben recorrer miles de kilómetros hasta sus destinos consumiendo grandes cantidades de combustibles fósiles contaminando, aumentando el calentamiento global y elevando el precio de los alimentos. El uso de semillas transgénicas está destruyendo la biodiversidad y provocando enfermedades graves en las poblaciones que consumen alimentos derivados de transgénicos sin saberlo.
En las ciudades, la crisis reaviva los temores sobre despidos de trabajador@s, se profundiza la precarización laboral, la desocupación y la exclusión social. El deterioro del hábitat en los barrios populares también es consecuencia de esta intención de descargar los efectos de la crisis sobre los trabajadores. De la mano de la prepotencia empresarial las expresiones más reaccionarias de la política se prestan a desalojos de familias sin techo y el reforzamiento del aparato represivo, como sucede en la Capital Federal. Expresión de esta creciente conflictividad vienen siendo los conflictos en defensa del trabajo y la libertad sindical en Terrabusi-Kraft y el Subte y las luchas por cooperativas autogestivas de los desocupados.
Ante esta situación de saqueo de los bienes naturales y ataque a la cultura y la vida de nuestros pueblos campesinos y originarios, ante los despidos, los desalojos y la falta de trabajo, proponemos un cambio integral con eje en la Soberanía Alimentaria como alternativa a construir entre todos los sectores populares. El derecho que tenemos los pueblos de producir y consumir alimentos sanos y suficientes, adaptados a nuestra propia cultura y forma de Vida. El derecho a un trabajo digno, autogestionado, al desarrollo de nuestra economía, en manos de los trabajadores y campesinos. La tierra, el agua y los bienes naturales deben cumplir una función social, en manos campesinas e indígenas que produzcan alimentos para los mercados locales.
En Nuestra América, los desafíos son similares. Estados Unidos, lejos de quitar sus ojos de nuestro continente, impulsa y promueve desde los sectores más reaccionarios de su aparato estatal y militar actos desestabilizadores en la región, como el golpe de Estado en Honduras, la presencia de la IV flota asolando el continente o el despliegue en el territorio colombiano de bases militares. Repudiamos las renovadas pretensiones imperialistas sobre nuestro continente y exigimos se respete la autodeterminación de nuestros pueblos que se expresa claramente en los procesos democráticos de Venezuela, Bolivia, Ecuador y en la siempre digna Cuba socialista.
Por todo esto los movimientos que conformamos el ALBA de los Movimientos Sociales en Argentina, en el marco de acciones en Latinoamérica y el mundo en defensa de la madre tierra y por la soberanía alimentaria, convocadas desde el Foro Social Mundial, El ALBA de los Pueblos y la Vía Campesina Internacional, convocamos a una agenda de acciones que culminara en una movilización el 16 de octubre y en la cual reivindicamos y exigimos:
- Que se implementen MERCADOS POPULARES en los territorios de manera tal que los movimientos sociales con autonomía podamos garantizar con ellos la venta de nuestros productos alimenticios como parte de redes de producción y comercialización autónomas que se orientan mejorar la calidad de vida de nuestro pueblo frente a la inexistencia de trabajo o precarización del mismo garantizando que los productos son naturales y sin contaminantes.
- Se frenen los desalojos a comunidades campesinas e indígenas y se desarrollen políticas de acceso a la tierra y los medios de producción para familias campesinas e indígenas. Se frenen los desalojos de familias sin techo, centros culturales, comunitarios, fábricas y empresas recuperadas gestionadas por sus trabajadorxs que significan para los territorios donde se encuentran instancias de organización, estudio, trabajo y cultura que deben ser respetados y que desde diferentes gobiernos nacional, municipales y provinciales intentan ser desarticulados.
- Que se fortalezca la agricultura campesina y familiar y se reconozca a la misma como un actor fundamental en el desarrollo económico de nuestro país.
- Se garantice que los movimientos sociales, organizaciones populares y cooperativas autónomas tengamos acceso a emprendimientos laborales autogestivos y también a licencias de medios de comunicación audiovisual.
- Se efectivicen medidas que impliquen el cese de la fumigación con agrotóxicos, las explotaciones de minería a cielo abierto que contaminan e intoxican a poblaciones enteras que además son desplazadas por la soja, maíz y demás productos transgénicos.
- Se reconozcan nuestras experiencias educativas autogestionadas impulsadas por los movimientos sociales, campesinos, empresas recuperadas y cooperativas que fortalecen la construcción de sujetos autónomos.
- Se termine la criminalización de la protesta social que implica persecución, procesamiento y encarcelamiento de lxs luchadorxs sociales.
12 de Octubre: Cinco siglos resistiendo
Cuenta la historia oficial que Vasco Núñez de Balboa fue el primer hombre que vio, desde una cumbre de Panamá, los dos océanos. Los que allí vivían, ¿eran ciegos?
¿Quiénes pusieron sus primeros nombres al maíz y a la papa y al tomate y al chocolate y a las montañas y a los ríos de América? ¿Hernán Cortés, Francisco Pizarro? Los que allí vivían, ¿eran mudos?
Nos han dicho, y nos siguen diciendo, que los peregrinos del Mayflower fueron a poblar América. ¿América estaba vacía?
Como Colón no entendía lo que decían, creyó que no sabían hablar.
Como andaban desnudos, eran mansos y daban todo a cambio de nada, creyó que no eran gentes de razón.
Y como estaba seguro de haber entrado al Oriente por la puerta de atrás, creyó que eran indios de la India.
Después, durante su segundo viaje, el almirante dictó un acta estableciendo que Cuba era parte del Asia.
El documento del 14 de junio de 1494 dejó constancia de que los tripulantes de sus tres naves lo reconocían así; y a quien dijera lo contrario se le darían cien azotes, se le cobraría una pena de diez mil maravedíes y se le cortaría la lengua.
El notario, Hernán Pérez de Luna, dio fe.
Y al pie firmaron los marinos que sabían firmar.
Los conquistadores exigían que América fuera lo que no era. No veían lo que veían, sino lo que querían ver: la fuente de la juventud, la ciudad del oro, el reino de las esmeraldas, el país de la canela. Y retrataron a los americanos tal como antes habían imaginado a los paganos de Oriente.
Cristóbal Colón vio en las costas de Cuba sirenas con caras de hombre y plumas de gallo, y supo que no lejos de allí los hombres y las mujeres tenían rabos.
En la Guayana, según sir Walter Raleigh, había gente con los ojos en los hombros y la boca en el pecho.
En Venezuela, según fray Pedro Simón, había indios de orejas tan grandes que las arrastraban por los suelos.
En el río Amazonas, según Cristóbal de Acuña, los nativos tenían los pies al revés, con los talones adelante y los dedos atrás, y según Pedro Martín de Anglería las mujeres se mutilaban un seno para el mejor disparo de sus flechas.
Anglería, que escribió la primera historia de América pero nunca estuvo allí, afirmó también que en el Nuevo Mundo había gente con rabos, como había contado Colón, y sus rabos eran tan largos que sólo podían sentarse en asientos con agujeros.
El Código Negro prohibía la tortura de los esclavos en las colonias francesas. Pero no era por torturar, sino por educar, que los amos azotaban a sus negros y cuando huían les cortaban los tendones.
Eran conmovedoras las leyes de Indias, que protegían a los indios en las colonias españolas. Pero más conmovedoras eran la picota y la horca clavadas en el centro de cada Plaza Mayor.
Muy convincente resultaba la lectura del Requerimiento, que en vísperas del asalto a cada aldea explicaba a los indios que Dios había venido al mundo y que había dejado en su lugar a San Pedro y que San Pedro tenía por sucesor al Santo Padre y que el Santo Padre había hecho merced a la reina de Castilla de toda esta tierra y que por eso debían irse de aquí o pagar tributo en oro y que en caso de negativa o demora se les haría la guerra y ellos serían convertidos en esclavos y también sus mujeres y sus hijos. Pero este Requerimiento de obediencia se leía en el monte, en plena noche, en lengua castellana y sin intérprete, en presencia del notario y de ningún indio, porque los indios dormían, a algunas leguas de distancia, y no tenían la menor idea de lo que se les venía encima.
Hasta no hace mucho, el 12 de octubre era el Día de la Raza.
Pero, ¿acaso existe semejante cosa? ¿Qué es la raza, además de una mentira útil para exprimir y exterminar al prójimo?
En el año 1942, cuando Estados Unidos entró en la guerra mundial, la Cruz Roja de ese país decidió que la sangre negra no sería admitida en sus bancos de plasma. Así se evitaba que la mezcla de razas, prohibida en la cama, se hiciera por inyección.
¿Alguien ha visto, alguna vez, sangre negra?
Después, el Día de la Raza pasó a ser el Día del Encuentro.
¿Son encuentros las invasiones coloniales? ¿Las de ayer, y las de hoy, encuentros? ¿No habría que llamarlas, más bien, violaciones?
Quizás el episodio más revelador de la historia de América ocurrió en el año 1563, en Chile. El fortín de Arauco estaba sitiado por los indios, sin agua ni comida, pero el capitán Lorenzo Bernal se negó a rendirse. Desde la empalizada, gritó:
—¿Con qué mujeres? –preguntó el jefe indio.
—Con las vuestras. Nosotros les haremos hijos que serán vuestros amos.
Los invasores llamaron caníbales a los antiguos americanos, pero más caníbal era el Cerro Rico de Potosí, cuyas bocas comían carne de indios para alimentar el desarrollo capitalista de Europa.
Y los llamaron idólatras, porque creían que la naturaleza es sagrada y que somos hermanos de todo lo que tiene piernas, patas, alas o raíces.
Y los llamaron salvajes. En eso, al menos, no se equivocaron. Tan brutos eran los indios que ignoraban que debían exigir visa, certificado de buena conducta y permiso de trabajo a Colón, Cabral, Cortés, Alvarado, Pizarro y los peregrinos del Mayflower.