lunes, 26 de abril de 2010
Hallú es veterinario... Pero nosotros no somos animales
Actualmente, existen dos grandes problemas en los colegios preuniversitarios de la UBA: el cierre de las divisiones del turno noche en el Buenos Aires y la concesión del bar estudiantil Fuentealba en el Pellegrini. Ambos son muestras claras de la degradación de la educación pública, y a la vez los dos problemas son uno solo dado que tienen un origen común y dado que la lucha es la de dos colegios hermanos.
Hace dos años, en el Buenos Aires, se se agregaron dos nuevas divisiones en aulas que solían permanecer vacías en el turno noche, (en lugar de tener cinco divisiones como la tarde y la mañana, en el vespertino funcionaban sólo dos). A pesar de que esto significó que más chicos tuvieran la posibilidad de ingresar al colegio y a la vez se generaran puestos de trabajo, el Consejo Superior aún se niega a ampliar la partida presupuestaria para cubrir los seguros de los compañeros y los sueldos de los docentes y no docentes con los que ya están funcionando las nuevas divisiones. De hecho, en la práctica el CS desconoce la existencia de esos cursos. Hoy en día el presupuesto no aparece, y si bien otros años la vergüenza pública de tener profesores trabajando sin un pago fue suficiente para que a mitad de año se pasara el presupuesto necesario, hoy no podemos asegurarnos nada a nosotros mismos. Sólo en la lucha y el reclamo constante para que las autoridades hagan lo que tienen que hacer pueden darnos garantías de que no va a haber cierre de divisiones.
En el Pellegrini, el bar que había sido tomado y gestionado a partir del 2007 y hasta el año pasado por parte de los estudiantes ante el total abandono de las autoridades, fue licitado y concesionado a una empresa privada. Los estudiantes que decidieron hacerse cargo del bar en 2007, debieron hacerlo llevando una larga y complicada lucha, haciéndose cargo del trabajo que le corresponde a quienes mal gobiernan la universidad hoy en día, y pensando, en un futuro próximo, en llevar a cabo un proyecto que contemplara precios bajos para los estudiantes, trabajo para el cuerpo no docente del colegio y una gestión del bar integrada por una comisión de estudiantes, docentes y no docentes del colegio. Sin embargo, las autoridades no sólo nunca propiciaron la puesta en práctica de este proyecto sino que en el verano del 2010 concesionaron el bar, haciendo de un espacio de la educación pública otro negocio más para sus intereses.
Ante estas dos situaciones los estudiantes marchamos como lo hicimos innumerable cantidad de veces al Consejo Superior en defensa de nuestra educación. No es casualidad que año tras año nuestros reclamos vayan a parar al mismo lugar. El Consejo Superior es el órgano de gobierno de la UBA. Está conformado por el rector y los decanos de las trece facultades, representantes estudiantiles, docentes y graduados de toda la universidad, pero no hay representación de los colegios que dependemos y sufrimos directamente las consecuencias de las decisiones que allí se toman.
El Consejo Superior es el órgano que toma las decisiones día a día sobre la UBA. Es quien en el Buenos Aires se niega a pasar el presupuesto para los nuevos estudiantes del turno noche y es quien en el Pellegrini pasa por alto a los estudiantes para concesionar a privados un servicio que le corresponde otorgar a la educación pública y gratuita.
No existe forma de que se respeten nuestros derechos y nuestras opiniones si no lo hacemos por nosotros mismos, tal y como lo venimos demostrando año tras año. Por eso creemos que un verdadero proyecto de democratización no termina con la instauración de Consejos Resolutivos en los colegios, en los que tanto la proporción (hay más docentes en el consejo que estudiantes, graduados y no-docentes juntos) como la decisión final (siempre respondiendo a los intereses de los rectores) no terminan nunca de representar verdaderamente al claustro estudiantil. Si queremos que el proceso sea más profundo e incluya consejos legítimos con atribuciones completas, capacidad de elección del rector y participación directa en el Consejo Superior, debemos profundizar también la lucha.
No nos quedemos en la superficie de los problemas, ése es el objetivo de quienes nos gobiernan. Estos problemas parecen ser independientes entre sí pero son dos caras de la misma moneda: parten del hecho de que aún hoy las decisiones sigan quedando en manos de las autoridades del Consejo Superior sin participación de las comunidades educativas preuniversitarias.
Tanto el bar del Pellegrini como el intento de cierre turno noche en el Buenos Aires son muestras del intento de la degradación pública llevada a cabo por las autoridades de la universidad. Es nuestra responsabilidad, la de los estudiantes, despertarnos hoy y salir a reclamar por la educación que nos merecemos. Como sabemos que la lucha es una sola y sólo la unidad nos da la fuerza necesaria, desde [El Resto] y Mano Negra llamamos a la unidad de los colegios preuniversitarios para luchar juntos en el camino por una verdadera democratización.
Mano Negra y [El Resto] en Lobo Suelto.
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